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Aquí podrás escuchar las entrevistas que le han realizado a Pablo Virgili Benitez en los medios de comunicación 
La poesía se vuelve a vestir con un rostro juvenil

 

Por: Isabel Mediavilla

periodistas@elnorte.ec

 

“Amores Contrariados” es el nombre con el que Pablo Virgili Benitez bautizó a su primer poemario que contiene 29 composiciones literarias. Una publicación que lanzó cuando tenía 21 años de edad en la Casa de la Cultura Núcleo de Imbabura. Conversamos con Pablo acerca de la poesía, la literatura, cómo ve a la industria editorial actual, y rememoramos sus inicios en la escritura.  

 

¿Podría usted contarnos un poco de su vida y actividad literaria?

 

Escribo poesía y cuento. Son los géneros literarios que más cultivo. Hasta el momento he publicado dos libros, un poemario y otro que conjuga poesía y cuentos. También imparto talleres de lectura crítica para niños y jóvenes, y escribo artículos de crítica literaria en un blog personal. 

¿Cuáles fueron sus primeras lecturas poéticas y qué autores le influyeron?

 

Desde pequeño mi familia sembró en mí el hábito de la lectura. Mis padres y mi abuela materna fueron los pilares que impulsaron el gusto por la lectura en mi infancia. Leí "La Edad de Oro" de José Martí; "El Principito" de Exupery, "Que soy marinero yo" de Rafael Alberti, "Juegos y otros poemas" de Mirtha Aguirre, "Mi potro Rosillo y mi perro Tizón" de María Fernández Sa, "Corazón" de Edmundo de Amicis; entre muchos otros. En mi niñez jamás faltó un libro que leer, crecí rodeado de ellos. Ya ahora, siendo adulto, he descubierto autores que me han marcado: Albert Camus, Ernest Hemingway, Gabriel García Márquez, Leonardo Padura, María Fernanda Heredia, Federico García Lorca, Pablo Neruda, Carilda Oliver Labra, Alicia Yánez Cossío, etc. La escritura es de ejemplo, y cuando lees, redescubres un mundo. 

 

¿Cómo definiría a su poesía?

 

Mi poesía es un vuelo, un viento, una nube. Escribo poesía porque es la búsqueda insaciable de la perfección, en cada poema trato de expresar la realidad cargada de magia, de rima, de musicalidad, de armonía. De eso se trata la poesía de dibujar en verso, los vaivenes de la vida. 

 

¿Cree que el poeta “evoluciona” en su escritura? ¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a lo largo de los años? 

 

Claro que el poeta evoluciona en su escritura; todos lo hacemos. Escribir poesía es un proceso de transformación constante. Mis primeros poemas los escribí en la modalidad de verso libre, -que por cierto es mi preferida-; ahora he escrito sonetos, décimas, ovillejos, que son estructuras más apegadas a la métrica, a la poesía clásica. En esa experimentación me he renovado a diario, me he reinventado, he vuelto a nacer como poeta. 

 

¿Cómo siente que un poema está terminado y cómo lo corrige?

El poema es como un rayo. De un soplo me viene la inspiración y comienzo a escribir. Lo termino, y lo dejo descansar unos días. Luego vuelvo a él, o a ellos, y los corrijo, los pulo, les doy el toque final, para que quede lo más hermoso posible. La poesía, al igual que la narrativa, es de tiempo y de corrección. Al lector debe llegar una obra llena de calidad y calidez, de cercanía. 

 

¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con su poética?

 

Con mi poética retrato experiencias que he tenido, y que quizás otros como yo al leerla, se sentirán identificados con una situación, o una etapa de la vida. Eso busco, que quien me lea se sienta identificado con lo que escribo, y piense, recuerde, añore y sienta a través de mis versos: vida. 

 

 

¿Qué consejos le daría a un joven escritor/escritora que se inicia en este camino de la poesía?

 

A los jóvenes autores, les recomendaría que pierdan el miedo. No hay que temer al publicar. Si quieres ser poeta debes amar lo que haces, y eso se logra escribiendo día a día con pasión, con amor. 

 

 

¿Cómo ve usted actualmente la industria editorial?

 

La industria editorial ha cambiado con el paso de los años y con las nuevas formas de lectura. Ha debido reinventarse. Aunque en algunos países es desarrollada en otros es muy incipiente. Por ejemplo, en Ecuador se imprimen como promedio 8 millones de libros al año (según cifras de la Cámara del libro) pero cada ciudadano lee como promedio medio libro al año. Entonces ahí tenemos un problema. Los libros deben ser leídos, no embodegados. Y la industria editorial es la encargada de instalar en la conciencia de la gente el hábito de leer. Eso sí, no se puede obligar a nadie a leer, la lectura es nacimiento, y a cada quien le nacerá desde adentro, cuándo y cómo leer.

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